– Dígame una última cosa -pidió Harry-. ¿Esto es real? ¿O está pasando sólo dentro de mi cabeza?
(…)
-Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar eso que no es real?

– Conversación Harry y Dumbledore
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
(Cap. 35, Pag. 607)

viernes, 11 de abril de 2014

Despertar (pequeño cuento surreal)




Estaba tan dormida que ni siquiera era consciente de que su realidad era un amasijo de formas incorpóreas con apenas unos ecos lejanos de voces huecas por todo sonido. -En mi jaula de cristal soy feliz- se repetía una y otra vez como un mantra, mientras amamantaba su soledad con la leche de los recuerdos no vividos. Cada nuevo barrote que ella misma ponía con perfecta y parsimoniosa desidia, la adormilaba un poquito más, y así, sin darse cuenta, un día ya no necesitó abrir los ojos. Si bien era verdad que en la oscuridad apenas veía los colores, ese era un sacrificio que haría gustosa a cambio de dejar de sentir tan adentro esa pena que se la comía despacio, como sin hambre. -En mi jaula de cristal soy feliz-. Y así fueron pasando los días, los meses, los años...hasta que de pronto ocurrió algo con lo que no podía contar, con lo que no quería contar: tanto habían menguado su cuerpo y su alma durante su letargo, que un buen día se escurrió entre los barrotes. Si más. Intentó desesperada aferrarse a los barrotes con los dedos...sus dedos...de pronto se dió cuenta de que podía ver sus dedos, sus manos. Podía ver su propia cara reflejada en los barrotes de cristal. -¿Quién eres?-atinó a preguntarle al reflejo. -¿Quién eres?-volvió a preguntar a esos ojos vacíos de vida y cargados de lágrimas que la miraban con terror. Pero su voz era tan débil, que ni ella misma era capaz de escucharla. Y cayó. Cayó sin tiempo. Sin gravedad. Cayó hasta quedar suspendida en una Nada liviana. Solo entonces, al fin, abrió su boca todo lo que pudo, y gritó. Gritó como nunca había gritado. Como con la primera bocanada de aire al salir del útero. Gritó con un sonido tan alto, tan bello, desgarrado y profundo, que toda esa Nada se empezó a resquebrajar y cayeron del cielo millones de pedacitos de barrotes de cristal. Al fin, había despertado.

1 comentario:

Unknown dijo...

Y entonces llegó su big bang. Un renacer lleno de luz y de vida que beberse a grandes tragos. (Me encanta)