– Dígame una última cosa -pidió Harry-. ¿Esto es real? ¿O está pasando sólo dentro de mi cabeza?
(…)
-Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar eso que no es real?

– Conversación Harry y Dumbledore
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
(Cap. 35, Pag. 607)

domingo, 17 de enero de 2016

Persistencia



Ausencia reconstruida
en bucle
presencia alcanforada
en bucle.
Y el lazo como nudo.
Persistencia.
Permanencia
El charco como espejo
como cáliz
como forma de vida.
En bucle.
Cadena perpetua como cordón umbilical
Y tú
Siempre ahí
Enfermiza paciencia frente al charco
Ahorcando lo que fue
Aprisionado lo que será
Siempre tú
Siempre ahí
Siempre en bucle.

sábado, 16 de enero de 2016

La leyenda más triste


Cuentan que hace muchos años, tantos que el viejo olivo era apenas un retoño, vivió un hombre bueno y sabio, que tenía la fortuna de poseer el jardín más bello del mundo. Él se dedicaba con esmero y devoción a su cuidado, y éste le recompensaba creciendo cada vez más rico y variado en colores y aromas. Tantas y tan hermosas eran sus flores que provocaban la admiración de oriundos y forasteros, dando incluso fama a la aldea en que vivía. 
Un día, una de aquellas flores enfermó. No una flor de tantas, sino una de las más queridas por él. En su afán por salvarla, se dedicó a ella día y noche, con tanto mimo y entrega como solo un amante puede cuidar de su amada. Jamás se separó de su lado hasta que un día, al fin, su tierna flor empezó a recuperar la salud. 
Pero entoces ocurrió algo terrible: cuando, feliz y orgulloso miró alrededor, descubrió con terror, que todo su bello jardín había muerto. Tan obsesionado había estado por aquella única flor, que olvidó por completo el cuidado de las demás, dejándolas morir. Lloró y rabió, hasta que deseperado y consumido por el dolor y la culpa, él mismo murió de pena. No acaban aquí las desgracias de esta historia, pues como podéis imaginar, aquella flor tan querida y mimada, aquella que intentó salvar con devoción, pereció al cabo, al no tener a su dueño cerca para poder cuidarla.
 Con el tiempo todo se volvió malas hierbas y zarzas hostiles. Ya nadie visitaba el lugar. Y pasados muchos años y mil lluvias, incluso el nombre de la aldea cayó en el olvido...solo el viejo olivo lo recuerda, y sonríe con pena infinita.
Cuadro de Caspar David Friedrich

viernes, 15 de enero de 2016

"La historia tras la foto"



El camino del cole a casa era agradable. Tranquilo. Al vivir en una zona de casitas de pueblo y urbanizaciones, apartada de la ciudad y de las zonas turísticas, rara vez me cruzaba con alguien. Salvo este día.
Este día me topé con una pareja oriental, que tenía una hija de más o menos mi misma edad y complexión. No se en qué idioma me pararon y ocurrió esto que veis. Tal cual. Me preguntaron si podía posar para una foto junto a su niña, y después del clic, me pidieron que apuntara mi dirección en un papel para enviarme la foto por correo cuando estuvieran de vuelta en sun país. Y así ocurrió. Sin más.
Aún hoy, cuando veo esta foto, me pregunto a cuento de qué. ¿Les haría gracia retratar a una niña española? ¿Querrían hacer creer a sus familiares y amigos que su hija había hecho grandes amistades en el viaje? ¿Serían psicópatas que planeaban mi rapto y a última hora se arrepintieron? Y sobre todo: ¿habrá hoy en algún rincón de China, una tipa de 40 años que, cada vez que mira una foto, se pregunta quién cojones era aquella niña rubia y de uniforme?

No puedo evitar que mi imagión vuele buscando respuestas, señales, conexiones....
Qué cosas, la vida: la historia tras la foto es que, curiosamente, no hay historia...¿o sí?