– Dígame una última cosa -pidió Harry-. ¿Esto es real? ¿O está pasando sólo dentro de mi cabeza?
(…)
-Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar eso que no es real?

– Conversación Harry y Dumbledore
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
(Cap. 35, Pag. 607)

sábado, 22 de junio de 2013

De por qué me cago en José de la Cavada


“Hola, X te llamo porque quiero que sepáis cuanto antes y directamente por mi que de aquí a dos meses operan a mi padre del corazón (..) sí , una válvula y triple bypass (..) sí, gracias...bueno, mira, esperemos que bien, gracias. Pero eso: que te llamo para que sepas que de aquí a dos meses nos avisarán con quince días de antelación de la fecha de la operación (...)gracias, sí, pues eso, que sé que estamos de bolos pero que mi intención es poder estar allí con él y mi familia...(...) Claro, claro, serás el primero al que avise para facilitarlo todo. Y gracias, en serio (...)No. Faltaría más”. Así fue la conversación con el productor X cuando le comuniqué la complicada intervención quirúrgica a la que se sometía mi padre.
Pasaron los meses...más de dos, todo hay que decirlo, porque la Sanidad Española se viene resintiendo en este país desde hace varios años, no desde que llegó Rajoy. El caso es que un buen día, ya cuando en casa nos preguntábamos si no se habrían equivocado de paciente porque papá  ya estaba (aparentemente) la mar de bien, nos llamaron para anunciar que, efectivamente, en quince días, le operaban. Vuelta a empezar.
Hola señor X. Te llamo porque...¿te acuerdas de eso que te comenté de la operación de mi padre? Pues será en quince días. (…) Ya, claro, justo en mitad de los bolos, pero...(...) sí, lo que te dije. Que mi intención es estar allí...hombre, (...) claro, gracias. Ya me cuentas.
Prometo que no sé cómo llevamos esos días de espera. Entiendo, por la falta de recuerdos, que sin anécdotas trascendentes. Hasta un viernes. Un viernes por la tarde, recién llegada la compañía a una bella plaza para los bolos del finde, y a menos de siete días de la operación de papá:
-(Por el móvil):¿Sí? Ah! Hola,señor X, dime.
-Te alegrará saber que al fin tenemos sustituta para ti la semana que viene! Sin problema! Lo hace Miss Y. Ya hemos hablado con ella y está encantada y dispuesta.
-¿En serio? No sabes lo tranquila que me dejas!!! Además Miss Y se sabe la función perfectamente!!! Pero, ¿y quién hará de ella?
-Ah! Ni te preocupes!!! Lo hará Miss Z. Os conocéis, ¿no?
-Fantástico! Es una pedazo de actriz que además conoce a la compañía...lo bordará!!! Ay! Qué alegría me das...me voy más tranquila con todo atado...
-Nada, linda, ni te preocupes, aquí lo importante es que tu padre salga bien de la operación y que estéis todos juntos, por favor!
Recuerdo que colgué el teléfono no mucho antes de las tres. Porque a las tres me llamó mi representante:
-Hola Laura...tenemos que hablar.
-Ay! ¿Sabes qué? Me acaba de llamar el señor X para decirme que ya está todo arreglado y que me marche tranquila a la operación de mi padre...super atento.
-Ehm... y no te ha dicho en qué condiciones?
-¿Cómo condiciones? No. No me ha dicho nada más que que todo estaba arreglado y que mucha mierda.
-Lau, es que me acaba de llegar un mail...a ver, te lo leo.
No recuerdo el mail exacto ni las cifras exactas, pero venía a ser un extracto de lo que en total, la compañía del señor X había calculado que me costaría ausentarme de los dos bolos de dicho fin de semana. El mail explicaba con todo lujo de detalles que yo me hacía responsable de pagar: sustituta de mi personaje, (al hacer Miss Y otro papel en la obra) sustituta para Miss Y, ensayos de toda la compañía donde fuera menester, ropa alquilada para que tanto Miss Y y Miss Z fueran acordes con la función, viaje, estancia y horas de ensayo de la ayudante de dirección de turno para venir a chequear los ensayos, y viajes y hotel de Miss Z más ensayos, dado que al estar de bolos, se entendía que sería fuera de Madrid. En total, euro arriba, euro abajo, el equivalente a más de dos meses de mi trabajo en la Compañía del señor X. Y que atentamente, deseando la pronta recuperación de mi padre.
-¿Qué?? ¿Qué me estás contando?...Pero si acabo de hablar con él y ni me ha nombrado nada de esto!
-Ya, Lau...yo...es la primera vez que veo algo así, y como comprenderás, antes de hacer nada, quería hablar contigo...
Esta conversación, en general, fue un vano intento por parte de mi repre de tranquilizarme, bonita ella, cosa imposible porque según pasaba los minutos, más rabia, ira, desesperación e indignación se fueron apoderando de mí. De repente entendía por qué siempre se dice en el mundo del espectáculo “The show must go on”. ¿Cómo no? Es imposible que puedas ausentarte de una función a este precio!! Y claro, luego queda muy fino, estoico y elegante decir: “Enterraban a su blablablá y él estaba allí, en escena” Obvio! Con esas condiciones de absentismo, ¿quién diantres se puede permitir el lujo de no hacer una función?
Pido perdón desde aquí aunque en su día lo hice en persona, a toda la maravillosa compañía que me tuvo que aguantar las siguientes horas. Doy gracias a que de verdad fueran esa familia que lidió magistralmente entre mis llantos y desesperación, y lo que ellos, como profesionales, tenían que hacer.
Mi representante y yo decidimos que lo primero que teníamos que hacer era buscar un buen abogado para que nos asesorara y nos afirmara, sin punto de discusión, qué entraba dentro de la legalidad y qué no. Antes dije que eran las tres de la tarde y lo dije por algo. Evidentemente la ley de Murphy se cumple: Como pasaba del mediodía y era verano, la Unión de Actores estaba cerrada. Importante recalcar que ya no es así,que la Unión tiene un móvil disponible para cualquier urgencia sindical en cualquier momento.
El caso es que como la vida es así de surreal, sin poder decidir qué era lo correcto y qué no, al día siguiente estaba toda compañía ensayando en el hotel sin saber aún si yo me iba, si no lo hacía, y sobre todo, quién cojones pagaba esas horas de ensayo. Por cierto que hice encantada las veces de ayudante de dirección.
A todo esto un punto de reposo: En medio de mi caos mental, del dolor y del absurdo, cuando mis padres ya me decían por teléfono que qué bien que estuviéramos todos juntos y yo sin huevos a contarles las buenas nuevas, tuve una conversación con mi representante que alivió mi ánimo y me llenó de fuerza. En un momento dado de esa tarde fatídica, cuando con cada amigo/compañero al que llamaba en busca de auxilio me decía “ya, cariño, qué putada...pero lo mejor es que no vayas...es demasiado caro y además, no te vale la pena enemistarte con el señor X, tuve una charla bastante larga con Bea, mi repre, en la que me dijo: Mira Lau. Esto solo depende de ti. ¿Cómo no te voy a entender? Tú decide, y yo voy contigo. Si decides que vas a ir pase lo que pase y te niegas a pagar, yo voy a estar contigo porque me parece justo, y llegaremos hasta donde haga falta. Eso sí, déjame hablar con un abogado para empezar a prepararnos.
Que sepáis que su mano tendida así, a lo Thelma y Louise, fue el mayor bálsamo para mi alma y la mejor fórmula para despejar la cabeza. Sabía lo que tenía que hacer:
Mi repre le escribó un mail al señor X en el que le contaba que, aunque nos hacíamos cargo de las molestias derivadas de la sustitución, y entendiendo el coste de la misma: no nos hacíamos responsables de la cuantía.
El resto del fin de semana fue normal. Hicimos nuestros bolos, la compañía ensayó con la sustituta (no sin sorna, porque teníamos la coña de si esos ensayos corrían de mi cuenta o no), e incluso tuvimos tiempo de disfrutar de tan bello pueblo. Inciso: Un actor de la compañía estuvo todo el fin de semana buscando en el estatuto de los actores alguna referencia pero sin resultados.
El lunes recibimos un mail por parte del señor X en el que se nos comunicaba que no entendían nuestra reacción dado que ellos ya se habían asesorado con más productores, y el protocolo normal a seguir en estos casos era este, y que aun así, de mí dependía.
Ese mismo lunes por la tarde logré ir a la Unión de Actores y explicarle mi caso al abogado especialista. ¿Sabéis qué? Ni diez minutos, tardó el abogado en solucionar el caso: En el convenio laboral de los actores no se especifica nada al respecto y, aunque así fuera, el Convenio General de Trabajadores siempre estará por encima y lo tipifica bien claro:

II. Permiso retribuido por enfermedad grave, hospitalización o intervención quirúrgica de un familiar del trabajador
(ART. 37.3.B) DEL ET)
En materia de permisos retribuidos se amplía el relativo al que disfrutará el trabajador con motivo de fallecimiento, accidente o enfermedad grave u hospitalización, de los familiares del trabajador, hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, al supuesto de la intervención quirúrgica de estos parientes, siempre que precise reposo domiciliario (es decir, aunque no se requiera de hospitalización).
El permiso será de dos días o de cuatro si es necesario un desplazamiento (o los días que establezca el convenio colectivo de aplicación), no habiéndose modificado este extremo.

A partir de aquí fue muy breve y fácil: Tanto mi representante como el abogado de la Unión de Actores le enviaron estos datos al señor X, y en menos de 24 horas recibimos la repuesta de que vale, todo claro, que no lo sabían porque no les constaba...que mucha mierda en la intervención y que tranquila por todo lo demás. Corría de cuenta de su seguro.
Nada más. La operación fue bien, gracias por preguntarlo mentalmente. Mis hermanos y mi madre pudimos permanecer unidos en esas horas, dándonos ánimos, y yo pude ver a papá despertándose de la anestesia...bello y fuerte, como es él.
Bueno. Que ¿por qué escribo todo esto? Porque bastante nos cuesta a los ciudadanos de a pié  poder apelar al Convenio General de Trabajadores, que años de esfuerzo nos costó, como para que ahora venga el imbécil de turno de José de la Cavada, nada menos que el Director de Relaciones Laborales de la CEOE, a decirnos cúántos días nos corresponde o no.
Diga lo que diga quien me lo diga, si mi familia sufre un grave revés yo estaré ahí con ellos. Pase lo que pase y pese a quien pese. ¿Por qué? PORQUE ES UN PUTO DERECHO. Doy gracias a los que estaban aquí ante que yo y me dieron ese derecho, y aviso a los que vienen con ínfulas últimamente, que no me lo van a quitar. Que me entra la risa solo de pensarlo, y que les faltan cojones para intentarlo.
Sin más.
Salud y república.

P.D: Que sepáis que en esos cuatro días, nunca jamás volví a hablar con el señor X. De hecho, aunque con el tiempo hemos hablado de otras cosas, jamás hemos vuelto a nombrar este tema.

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