Entró en el camerino despistada, pero
irradiando tanta luz que me pregunté a cuento de qué necesitábamos
tener en "on" el interruptor. No sé qué brillaba más, insisto, si su
sonrisa casi dolorosa a base de no poder soltarla, o sus ojos, que
aunque algo perdidos, prometían ir a comerse el mundo. Debían ser
las nueve de la mañana más o menos, cuando Eva irrumpió con un
aire tan limpio que casi asfixiaba de tan nuevo en ese pequeño
camerino de personas tan resabiadas en lo suyo. Un tsunami. Las
presentaciones fueron todo lo corteses que pueden ser cuando el texto
todavía lucha entre la mente y la boca para salir airoso. Llegó el
director y sonó el “...y vamos...” casi antes de que terminara
de sonar el eco de su nombre. El pase de texto fue muy bien,
demasiado incluso, teniendo en cuenta que hasta hace apenas cuatro
minutos no nos habíamos visto las caras en la puta vida.
"Joder-pensé- qué grande esta tía". Bajamos a plató, y entre
retoques de maqui, pelu, vestu, y un “carga un poco más a la
derecha” por parte de un cámara, fuimos a primera. Primera,
importante el matiz, era estar detrás de una puerta que yo debía
abrir en acción para invitarla a entrar: "Qué bonito-me diría más tarde el de sonido-"la estás invitando a entrar en la televisión". Y entonces, en esos
segundos de silencio que preceden al “acción” fue cuando me lo
soltó sin preámbulos y a bocajarro: “ES MI PRIMERA ESCENA EN
TELEVISIÓN”. Un golpe de veinticinco megatones me llevó en
décimas de segundo hacia allá, hacia mi primera secuencia en
“Hermanas”, con Adrià Collado, cuando se suponía que en acción
yo me estaba comiendo tranquilamente un yogur, y éramos novios de
toda la vida cuando en realidad no nos conocíamos de nada, ni a
nadie del equipo, ni nada, y yo estaba aterrada, pero mi sonrisa era
casi dolorosa y mis ojos prometían ir a comerse el mundo. Hace ya
dieciséis años de mi primera secuencia...Tenía tanto que
decirle...tantos momentos tan maravillosos donde he sido la reina del
mundo y tantos tan oscuros, tan jodidamente crueles donde el mismo
fango me miraba por encima del hombro...”Silencio, y...” “No te
preocupes- ya verás como es muy fácil y aquí está todo el equipo
para animarte. Yo entré en Amar es Para Siempre la semana pasada y ya es como
una familia”. “Ya, tía, pero tú ya....tienes tanta
experiencia....que claro!!”-risa nerviosa. Y ahí estaba yo. Con
todas mis dudas, mis inseguridades, y mis neuras de sin saber todavía
si valdré para esto o no, preguntándome qué cojones es esto de ser
actriz, delante de esos ojos que están llamados a comerse al mundo.
Le agarré bien fuerte la mano intentando transmitirle por ósmosis
todo lo bueno que he vivido en estos años. Me miró y me sonrió,
con el temblor en los labios del que acaba de hacerse un all in.
“ACCIÓN”. Abrí la puerta y la invité a entrar: “Señor
Reyes, acaba de llegar Estívaliz Pérez”. El resto de la secuencia
la hizo perfecta, brillando, viva, con chispa. Como si fuera la
primera vez...y yo la miré llena de orgullo y con infinita
nostalgia, deseando de corazón que tuviera mil millones más de
estos momentos.
La escena quedó bien a la tercera
toma, y al darla por buena, unos cuantos pedimos un fuerte aplauso
para Eva, que acaba de desvirgarse en la televisión. Todo el equipo
se deshizo en vítores, y no faltó alguna que otra voz socarrona que
gritó “Ya verás, ya, la que te espera!!!”...sin duda, voces que
también pensaron en su primera vez.
Nota: Eva, te deseo toda la mierda del
mundo. De verdad.
Lau.
Viernes 22 de Agosto del 2014.
Nota 2: La foto es de una secuencia de Gran Hotel, pero dado que me llevo bien con Amayita, admiro a Carlos Sedes y Ramón Campos, y Gran Hotel también fué mi familia, confío en que no se ofendan...es que la foto es magnífica!
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