– Dígame una última cosa -pidió Harry-. ¿Esto es real? ¿O está pasando sólo dentro de mi cabeza?
(…)
-Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar eso que no es real?

– Conversación Harry y Dumbledore
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
(Cap. 35, Pag. 607)

viernes, 5 de febrero de 2016

La culpa de todo es de la tele



 Acabo de entrar (como cada mañana) en un portal de televisión, para ver un poco audiencias, y las noticias. No se por qué lo hago. Inercia, supongo.
Si ese portal refleja lo que es la televisión a día de hoy, o peor aún, si ese portal refleja lo que realmente le interesa al espectador de hoy, pues apañados vamos: prácticamente el 80% de la portada suele estar dedicada a los realities, y a las tontunadas que hacen sus protaginistas tanto dentro como fuera del plató.
Estaba yo pensando en esto con el primer café y el segundo cigarrillo cuando de repente se me encendió la bombilla: La culpa de todo es de la tele.
De repente entendí, o al menos justifiqué, por qué cojones de un tiempo a esta parte los españoles ya no nos soprendemos de nada, por qué permitimos con total pasividad el bochornoso panorama político que vivimos, las mentiras, los recortes, la corrupción, la indignidad de nuestros gobernantes, sus circos mediáticos...
Es que es un puto reality. Lo vivimos desde casa como un puto reality más. Igual es porque todo entra por la caja tonta y lo vemos todo desde la misma postura en el mismo sofá, pero el caso es que hemos confundido la realidad con la (¿cómo llamarlo: ¿ficción? ¿realidad guionizada?). Asistimos con las palomitas en una mano y el mando en la otra al espectáculo más decadente como si no fuera con nosotros, sin darnos cuenta de que, en realidad, somos los protagonistas. Con un solo clic saltamos del "hasta aquí" de Rajoy a la "bronca de Liz y Laura en la casa de GHVIP" como si fueran lo mismo.
Igual va siendo tiempo de apagar la tele, o al menos de tomar distancia y poner las cosas en su sitio. Igual va siendo tiempo de entender que nuestra vida, nuestro futuro, dependen directamente del circo político, y que nuestros problemas no se van a acabar simplemente haciendo zapping.
En fin. A un mes de tener o no Presidente, o de repetir las elecciones, o de sentar en el banquillo a Rajoy para hablar de los discos duros, y nosotros sin saber aún qué famoso será el próximo en entar en Gran Hermano Vip. 


Fascinante, ¿no?

1 comentario:

Bruja Truja dijo...

Pues solo un día antes de leerte hablaba yo con una mujer sabia y le decía que nuestro amigo el político engreído ya no me cae tan mal como me caía antes de que se metiera de lleno en la política activa. Y ¿por qué? razonaba yo, pues porque ahora resulta que sus exabruptos me hacen gracia, ya ves tú, porque ya no me parece una persona del mundo real, como antes de que se metiera en la cajita del salón, ahora ya es "un personaje más de este circo", le decía, señalando la pantalla que ocupa el centro de las casas, de mi cueva.

Así que si, pese a que en mi cuevita no caben los Realytis, da igual, la política es un espectáculo más de cuya relevancia no somos conscientes. Ni aún mañana, después de haberlo razonado contigo, seré consciente. Porque salen por la tele, así que no son reales. O no del todo.