Mírame.
A los ojos.
Y no hables.
No digas nada.
Cualquier palabra, la primera que se ocurra, la que estalle en boca…
Es mentira…
Cualquiera la ha dicho antes que tú, igual que tú…
Bebe de mi pecho mientras seco tus lágrimas, o soy yo quien lloraba?
Ya no lo sé.
Estoy tan intoxicada de dolor que ya ni veo,
y chapoteo a ciegas en la ciénaga putrefacta de mi propia autocompasión.
Mírame y cállate.
Y fóllame.
Fóllame despacio, o fóllame fuerte hasta que reviente.
Pero fóllame.
Que no sé quién soy con tu ausencia en mi vientre.
O mejor aún,
deja que me duerma en tu regazo mi amor, que estoy muy cansada,
y cuando te vayas dame un beso en la mejilla y no me digas adiós
1 comentario:
el aula de la vida...
me han encantado algunos post!
enhorabuena por sorprenderme
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