Tengo tantas ganas de estar bien que a veces olvido lo jodidamente mal que estoy. Hoy he salido a correr hasta Debod, y alentada por algo parecido a una ligera brisa y por los Beatles, siempre amables, me atreví a subir para poder contemplar las vistas desde el fondo. Los Beatles son lo que tienen, claro. De repente y cuando mejor me sentía por la audacia de haber llegado hasta allí pese a las ocho cervezas de anoche, comenzó a sonar Because. De las vistas poco puedo decir, la verdad. La llantina infantil se mezcló rápidamente con el sudor convirtiéndome en una salinizadora humana. Y allí estaba el sol que ya ni picaba ni calentaba. Y allí estaban los guiris que debían pensar vete tu a saber qué, pero que me miraban como si fuera parte del encanto del parque. Y allí estaba tu imagen borrosa, y París. Y allí estaba la rubia, o mejor dicho su ausencia. Y allí se desmontó como por arte de magia todo el castillo de naipes que había construido a mi alrededor…
Lo bueno de la ciclotimia es que las cosas tan pronto vienen se van, así que salté la canción, di media vuelta, y empecé a trotar en dirección a casa. Por el Palacio de Oriente ya cantaba Help con una sonrisa en la cara.
Voy a volver a llamar a la rubia, a ver si hay suerte.
3 comentarios:
Coño, yo también salgo a correr a veces hasta Debot. Yo, y diez mil más, claro. saluds
Jajajaja. Si ves a una rubia trotando mientras canta y/o llora ya sabes....
hola... qué rubia? una con aire de tránsfuga que parece que se queda y luego parece que se va? una que vuelve tímida y que no sabe manejar sus emociones? u otra? no conozco a ninguna rubia, lo siento.... llegué siguiendo un camino de rones amarillos, no idea.
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